Aquí está la Grandeza
de Dios Hombre Humillada
a la Humildad mas extrema
por voluntad propia aceptada.
Enormes son los sufrimientos
que ha padecido este Cristo
quizás el mayor de todos
verse desnudo visto.
Una espalda magullada
de tantos golpes recibidos
briznas de carne sangrando
arroyos de sangre erguidos.
Todo su cuerpo desnudo
es suplicio dolorido
nada en El ha quedado
sin sufrir cruel castigo.
Sentado en dura roca
esperando su martirio
con su mano apoyada
dando a su cara alivio.
Surcos de sangre manan
como ríos doloridos
atravesando su piel
los dolorosos espinos.
Manto granate lo cubre
a este Cristo tan sufrido
martillo y clavos en mano
crueles sayones libidos
acompañan a este Cristo
en todo su recorrido.
La noche se arrodilla
fervorosamente presa
de un misticismo encendido
en las llamas de las velas.
Mas el cielo se hace plata
con naciente luna nueva
como espejo que relumbra
a la Humildad que conlleva.
Silencio, placida calma
recorre la noche toda
al paso de la Humildad
como corazón que aflora.
Ventana que da a la noche
se ilumina de improviso
y en ella una voz que salta
saeta canta o llora
a la Humildad es lo mismo.
Cristo de la Humildad
que la enfermedad me abraza
déjame sentir contigo
el dolor y la esperanza.
La Humildad se hace silencio
en el amor mas profundo
mientras que los ojos rezan
lagrimas de sentimiento
que se funden con la cera
del penitente sufrido
que va cumpliendo promesa.
Se acompasan los latidos
de corazones que tiemblan
musitando una oración
sin que los labios se muevan.
La saeta surge de entre gargantas cortadas
hombres humildes del pueblo
que dan a Dios su brazada.
La Humildad va dejando
la huella profunda y sublime
por donde va pasando.
