El próximo día 23 de marzo, a las 21:00 horas, tendrá lugar el traslado del Santísimo Cristo de la Salud, Nuestro Señor Jesucristo a los brazos de su madre y Ntra. Sra. de la Piedad a sus pasos.
Se trata de un acto sencillo, íntimo, casi claustral, si bien se abren las puertas del Sagrado Templo para los fieles que deseen presenciar la protocolaria escena.
Los devotos del milagroso Cristo de Aguilar y de su Querida Madre aguardan ese traslado con expectación, respeto y una fe que sale del alma. Es la única ocasión que tendrán el Cristo y su Madre a su lado, acompañándole como un amigo sincero consolándolos en el dolor de la enfermedad y la tristeza por la amargura de la cotidiana vida.
Las luces apagadas, los pasos ya dispuestos, el sacerdote relata escenas de la pasión mientras los fieles que previamente se apuntaron se acercan temerosos a la Cruz. Ya te tengo Señor, ya estás conmigo…grita el corazón y asalta la dureza del año transcurrido, la enfermedad de un familiar, la pérdida de trabajo, las dificultades de la vida.
Con suavidad bajan los escalones del Presbiterio y, en el corto trayecto, la atmósfera se hace más densa, la muchedumbre interrumpe constantemente el paso: manos que se acercan, lágrimas que brotan inesperadamente, besos que inundan de amor infinito el pequeño cuerpo del Cristo de la Salud. Corto y eterno trayecto hacia su trono. No hay prisa, el Cristo está por ellos y para ellos, es su guía, es su consuelo, es su vida.
Juan Luis Arjona Zurera
Las luces apagadas, los pasos ya dispuestos, el sacerdote relata escenas de la pasión mientras los fieles que previamente se apuntaron se acercan temerosos a la Cruz. Ya te tengo Señor, ya estás conmigo…grita el corazón y asalta la dureza del año transcurrido, la enfermedad de un familiar, la pérdida de trabajo, las dificultades de la vida.
Con suavidad bajan los escalones del Presbiterio y, en el corto trayecto, la atmósfera se hace más densa, la muchedumbre interrumpe constantemente el paso: manos que se acercan, lágrimas que brotan inesperadamente, besos que inundan de amor infinito el pequeño cuerpo del Cristo de la Salud. Corto y eterno trayecto hacia su trono. No hay prisa, el Cristo está por ellos y para ellos, es su guía, es su consuelo, es su vida.
Juan Luis Arjona Zurera