Como se ha convertido en una costumbre por todas las hermandades, aprovechando los cambios de tiempos litúrgicos o haciéndolos coincidir con ellos, se ha procedido al cambio de vestiduras de la Stma. Virgen de la Soledad.
Así, el sábado, día 25 de octubre de 2014, don Pedro Luis Bazán Gallego se desplazó hasta nuestra localidad para vestir a María Stma. De la Soledad, ya que desde aproximadamente casi dos años es la persona encargada de realizar tan alta responsabilidad.
Así, el sábado, día 25 de octubre de 2014, don Pedro Luis Bazán Gallego se desplazó hasta nuestra localidad para vestir a María Stma. De la Soledad, ya que desde aproximadamente casi dos años es la persona encargada de realizar tan alta responsabilidad.
Así, desde la tarde de ese día, todos los aguilarenses, cofrades y/o devotos de “la Soledad”, podrán admirar toda la belleza y el esplendor de su Imagen, en su Capilla, en la Parroquia de Santa María del Soterraño, gracias a las primorosas manos de su vestidor, quien es capaz de fusionar la belleza innata de nuestra Imagen con el arte de vestir.
Todos sabemos de la belleza que mana del rostro de María Santísima de la Soledad, pero también somos conscientes de que esa belleza se hace aún mayor cuando Nuestra Madre pasa por sus manos.
Su rostro, doloroso y bello, enamora hasta el llanto a todos cuantos la contemplan. Este es el sentir de un pueblo que se postra ante la Reina de los Cielos.
El vestidor es capaz de imprimirle un gran verismo para reflejar toda clase de sentimientos y, de ahí, que la imagen de María Soledad se enriquezca con bellas ropas, atributos y toda serie de elementos que exaltan su humanidad.
Lejos de representar ostentación alguna, quieren demostrar el gran esfuerzo y sacrificio ilimitado que le brindan sus directivos y devotos, a modo de tributo, en reconocimiento por el dolor que padeció Ella al ver a su Hijo morir por todos los hombres.
Pero esta ocasión no puede considerarse un cambio de vestiduras cualquiera. Y ello es así por el afán de esta Junta de Gobierno de, además de engrandecer el ajuar de la Virgen, recuperar enseres propios de la Hermandad con muchos años de historia y recuperar tradiciones perdidas en el paso del tiempo.
Así, luce la Virgen una saya, en alusión a la virginidad de María, cuyo encaje fue recuperado anteriormente en el Taller de Bordados Eloy Sotomayor por personal de este taller y por la cofrade Carmen Santos Cárdenas.
El manto de capilla que, simboliza el amparo que los hijos buscan en la Madre, se ha restaurado recientemente en su encaje también en el mismo taller de bordados.
Y lo más importante, luce la Virgen un rostrillo de gran valor acompañado de un tocado realizado a base del primer encaje que tenía el manto realizado en 1.909, restaurado con gran cariño y devoción por otra cofrade, Pilar Zurera Alcántara.
Y recuperamos ajuar cuando, como se puede observar en la foto que también acompaña a este artículo anterior a la restauración de la Virgen allá por 1.930, vemos que esa saya, ese rostrillo y ese encaje eran lucidos por la Santa Imagen.
Y ahí radica la importancia de este cambio de vestiduras en el que se unen la belleza de la Imagen, el arte de vestir y la recuperación de valioso ajuar casi olvidado y tradiciones y maneras propias de comienzos de siglo XX.
Desde la Hermandad queremos transmitir nuestro más profundo agradecimiento a todas aquellas personas que han trabajado y trabajan incondicionalmente por hacer que la Virgen de la Soledad luzca más bella cada día.
Sólo nos queda desear que María Santísima de la Soledad vele por todos ellos y desear que continúen con esta labor en pro de dignificar todo lo relacionado con nuestra Santa Madre. Gracias de corazón.
Todos sabemos de la belleza que mana del rostro de María Santísima de la Soledad, pero también somos conscientes de que esa belleza se hace aún mayor cuando Nuestra Madre pasa por sus manos.
Su rostro, doloroso y bello, enamora hasta el llanto a todos cuantos la contemplan. Este es el sentir de un pueblo que se postra ante la Reina de los Cielos.
El vestidor es capaz de imprimirle un gran verismo para reflejar toda clase de sentimientos y, de ahí, que la imagen de María Soledad se enriquezca con bellas ropas, atributos y toda serie de elementos que exaltan su humanidad.
Lejos de representar ostentación alguna, quieren demostrar el gran esfuerzo y sacrificio ilimitado que le brindan sus directivos y devotos, a modo de tributo, en reconocimiento por el dolor que padeció Ella al ver a su Hijo morir por todos los hombres.
Pero esta ocasión no puede considerarse un cambio de vestiduras cualquiera. Y ello es así por el afán de esta Junta de Gobierno de, además de engrandecer el ajuar de la Virgen, recuperar enseres propios de la Hermandad con muchos años de historia y recuperar tradiciones perdidas en el paso del tiempo.
Así, luce la Virgen una saya, en alusión a la virginidad de María, cuyo encaje fue recuperado anteriormente en el Taller de Bordados Eloy Sotomayor por personal de este taller y por la cofrade Carmen Santos Cárdenas.
El manto de capilla que, simboliza el amparo que los hijos buscan en la Madre, se ha restaurado recientemente en su encaje también en el mismo taller de bordados.
Y lo más importante, luce la Virgen un rostrillo de gran valor acompañado de un tocado realizado a base del primer encaje que tenía el manto realizado en 1.909, restaurado con gran cariño y devoción por otra cofrade, Pilar Zurera Alcántara.
Y recuperamos ajuar cuando, como se puede observar en la foto que también acompaña a este artículo anterior a la restauración de la Virgen allá por 1.930, vemos que esa saya, ese rostrillo y ese encaje eran lucidos por la Santa Imagen.
Y ahí radica la importancia de este cambio de vestiduras en el que se unen la belleza de la Imagen, el arte de vestir y la recuperación de valioso ajuar casi olvidado y tradiciones y maneras propias de comienzos de siglo XX.
Desde la Hermandad queremos transmitir nuestro más profundo agradecimiento a todas aquellas personas que han trabajado y trabajan incondicionalmente por hacer que la Virgen de la Soledad luzca más bella cada día.
Sólo nos queda desear que María Santísima de la Soledad vele por todos ellos y desear que continúen con esta labor en pro de dignificar todo lo relacionado con nuestra Santa Madre. Gracias de corazón.
Manuel
Zurera Caballero
Hermano Mayor
Década de los 20 |